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Llegando. No sé, estoy confundido. Pero tengo que escribirte. Decirte. Gritarte. Te quiero B. ¡Qué confusión! Tengo la cabeza llena de pensamientos inútiles. Cosas que no vienen al caso. No, mientras no me desamarre la corbata negra. El hecho es que pienso. Pienso. Pienso.

¿Sabes qué B? Pienso que la gente debería dar más fiestas. Derrocharse todo su dinero en esa rumba Polar Ice que siempre quisiste hacer a los 18 años. Con el catamarán rumbero incluido. Criticable. Niche. Pero memorable. Una fiesta temática con alusiones a los Mini Pops o de Carrusel. Con una stripper disfrazada de maestra Ximena. Bastantes shots de algo con granadina o una “Whiskizada” boliburguesa. Para ver qué es lo que se siente.

Pienso que la gente debería dar más abrazos. ¿Te acuerdas como nos dábamos la mano a los 15 años? Apretón, sube la palma, pegando los pulgares y apretar la mano otra vez. ¡Qué pérdida de tiempo pana! Debería haber una ley que decretase la máxima “compae venga un abrazo” todos los días del año.

Pienso que los “first dates” deberían empezar con darse un pico. Así nos ahorramos una chorrera de tiempo y de enrolles durante la cena. Así como las mujeres que serían más felices si no usasen cartera. Pienso que la gente debería comer más gelatina. Prohibir los refrescos de dieta, declarar al tequeño patrimonio nacional. Tomar más vitamina C. Leer la mancheta. Abrazar a su dentista. Pienso que hay que decirle a Valentina Quintero que saque una guía de lugares fugaces a donde ir cuando sencillamente te provoca seguir manejando. Pero que ésta sea verdaderamente de bolsillo.

Pienso que la gente más feliz son los mariachis de una esquina de Las Mercedes. Aunque los odie cuando se presentan en una fiesta. Como los payasos o los banqueros. Pero entiendo que ellos también, deben ganarse la vida. Pienso que todo el mundo debería perderse por un día. Tener el día más gratificante de su vida. Sin contárselo a nadie. Así haya bajado a un orfanato en Catia La Mar o se haya pasado todo el día en la Joyería Río. Es su día.

Pienso que todos deberíamos tener una bicicleta o un “Stick-in Bulb”. El que nos haga más feliz. Pienso que las misas deberían ser participativas. Que los curas deberían tener Facebook. Saber qué hacen los feligreses en la semana para así preparar un discurso que nos pegue o que nos motive. No todo tiene que ser un regaño.

Pienso que jamás hay que pedir perdón por un beso o por decir lo que piensas. Ambos son honestos y la otra persona lo sabe. Pienso que los que dicen que son apolíticos deberían ser fusilados. El ser más irresponsable es aquel que no tiene valores y pensamientos políticos. No importa el país donde viva o la profesión que ejerza.

No pienso que el Señor Presidente tenga la culpa de todo. El idiota que se come la isla en la Cota Mil para ganarse el paso más rápido hacia Guarenas también la tiene. Pienso que los medios deberían dejar de hablar de Carolina Herrera como nuestra máxima venezolana.

Ese premio se lo merece el señor taxista de 60 años que te conversa sabroso en un tráfico lluvioso. Así la Carola tenga su mérito. Pienso que lo único verdaderamente capitalista de este país son las listas de matrimonio. Pienso que deberían volver los patines de cuatro ruedas. Cuando llegaron los de línea, la gente dejó de patinar.

Pienso que Maite tiene razón. A veces hay que preguntarle a la gente que cómo están esas barras. Que el dar las gracias al parquero es imprescindible. Hasta en la peor de tus noches. Pienso que hay dos cosas necesarias en esta vida: el desodorante y un diccionario. El primero es el requisito fundamental para que te soporten los demás. El segundo es esencial para soportarte a ti mismo.

Pienso que la felicidad se tiene que medir en constantes “te quieros”. Así suene afeminado. Es que hay días en que ves que bajan a alguien por un hueco y piensas. Ahí SI PIENSAS que no te alcanzó a decirlo lo suficiente. Ni siquiera a los que se abrazan ahora contigo.-

Qué falta me vas a hacer B. Qué falta

Toto Aguerrevere

Publicado el 08/02/2009
Toto Aguerrevere
Soy un Abogado y Licenciado en Estudios Liberales que no ejerce ni lo uno ni lo otro porque descubrió que era más chévere entretener a los demás escribiendo. Mi carta va por el intento de dármelas de sexy.