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Amada hija


Amada hija,

Mientras me siento para escribir estas líneas para ti, una lágrima comienza  a correr por mi mejilla, tú allá, en tierras lejanas, yo aquí, en el mismo lugar donde te vi nacer, pero nos une el mismo amor, el mismo corazón.

Desde tu partida, los días han perdido su luz, las flores se han secado y las mariposas agonizantes, baten sus alas sobre la tierra seca, en el que fue una vez, el jardín donde corrieron descalzos nuestros pies, la sombra del árbol ya no está, sus hojas se han caído de tristeza cuales lagrimas, los pájaros ya no cantan en este jardín estéril, donde las únicas gotas que la mojan, son mis amargas lagrimas, por no poder tenerte entre mis brazos.

¿Dónde estas trozo de mi vida, dónde te han llevado?. Cada noche, canto bajo el cielo estrellado, donde la fresca brisa seca mis lagrimas, y se lleva mis notas para arrullarte donde tu estés, ya siento celos de la luna, que ve cómo tus pequeñas manos aprietan la cobija con que te arropas.

Hija, cuando nos volvamos a encontrar serás mas grande, mas independiente, quizás no querrás jugar más junto a mí, casi desnudos en el barro, ya no querrás oír los cuentos disparatados que te contaba de personajes imaginarios antes de dormir y no pelearemos mas entre carcajadas, por cuál canal infantil quería ver junto a ti. En las noches no me abrazarás fuerte al cuello por miedo a la oscuridad, el perro y el gato de los abuelos, como ellos mismos, quizás serán solo un recuerdo en tu corazón, tu niñez se irá como nuestras huellas en la arena, la que no pudiste disfrutar a plenitud por los anhelos y ambiciones de los adultos.

Dura ha sido la escuela de la vida, sus lecciones me han dejado profundas cicatrices, pero la vida sábia siempre es, paciencia me ha enseñado y en ella moro mientras el tiempo trabaja para nosotros, porque de lo contrario, sería inútil oponerse.

Grandes aventuras nos aguardan juntos, no dejaremos rincón de este planeta sin explorar, montaña sin escalar, lago sin nadar y aunque mis fuerzas me fallen, no sonará música alguna sin bailar y no habrá más un día sin que mis labios sientan tus tibias mejillas y mis dedos se enreden entre tus cobrizos cabellos.

Cantemos hijita mía, cantemos de esperanza, donde un día la vida entrelazará las nuestras nuevamente, donde los días volverán a brillar y juntos acostados en la hierba, el sol calentará nuestros corazones, volveremos al jardín de las coloridas flores, donde contemplaremos juntos, como una abeja bebe su néctar, las mariposas vuelen y el árbol frondoso dará nuevamente su sombra, mientras los pájaros en él anidan.

Crece, crece fuerte como el roble que se levanta contra las tempestades, para que puedas enfrentar las adversidades de la vida y en los días que sientas que las cosas no marchan como quieres, déjate llevar por las blancas nubes sobre los cielos, hasta el bosque colorido de la vida, si te sintieras sola en las noches, bastará con que prestes atención a las voces que lleva el viento, ahí estará la mía, cantándote una canción de amor. Y no dejes de ver la luna, porque como un espejo, me dejará ver tu rostro.

Vuelen millones de besos como globos al aire para ti,

Te amo! Tu padre.

Publicado el 06/02/2010
Fabio Garbin
Si tuviera que escribir, sostengo que el verbo es el arma más poderosa que existe entre los hombres. Amante de la vida y la naturaleza.