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A la mujer sentada en el bar


Caracas, ahorita.


A la mujer sentada en el bar,


Cuéntame de ti. Cuéntame asteroides hasta que llegues al B 612. Cuéntame “cómo te ha ido y si has conocido la felicidad.” Cuéntame un desenlace. Cuéntame un principio. Cuéntame un invierno. Cuéntame un cuento bien contado. Una anécdota que me haga reír a la mañana siguiente. Cuéntame lo que no sé de ti. Lo que no le has confesado al cura, sin que sea el futuro ni que sea el pasado. Cuéntame hoy, cómo te sientes, debajo de la lluvia con los zapatos secos. Cuéntame cuentos que tarden mil y una noches, cuéntame chistes que sólo yo entendería. Cuéntame tu biografía en positivo. Cuéntame las estrellas sin enseñarme la Luna. Cuéntame el cuento de los que nunca se descubrieron.


Cuéntame mujer, el deseo cuando soplas las velas. Cuéntame quien hubieras sido si no tuvieras miedo. Cuéntame si tu perro se parece a ti. Cuéntame cuál sería tu desorden psicológico o a cuál de las morochas Olsen asesinarías. Cuéntame en qué piensas cuando cierras los ojos. Cuál es el cuadro que te mueve el piso, la canción que es tuya, el poema inédito. Cuéntame cuántos terrones de azúcar le pones al café. Cuéntame cuál es tu perfume. A qué hueles cuando te sientes insuperable. Cuéntame de París y si encontraste la respuesta. Cuéntame qué se siente ser tú.


Cuéntame de las hojas de tu pasaporte, de las hojas de tu diario, de alguna fotografía en blanco y negro. Cuéntame de tus lagañas, de quién eres cuando sueñas. Cuéntame cómo pintas. Cómo es tu autógrafo. Cuéntame tu discurso de aceptación. Tu sonrisa de quinta finalista.


Cuéntame qué te enerva. Cuéntame que lames la paleta. Cuéntame tu causa perdida, tu oración por excelencia. Cuéntame de aquella carta que no terminas de botar. La historia detrás de algún zarcillo. Cuéntame hasta donde manejas y “quién cabalgará tus caballos indómitos.” Cuéntame para qué sueño ahorras. En que pecado no escatimas. Cuéntame cuando fuiste ladrona. Detective. Espía. Aventurera. Cuéntame qué opinas del bigote. Cuéntame de tus manos.


Cuéntame cuál es tu trago. Si metes los dedos en la hielera. Cuéntame cuántas veces has pensado en escapar. Cuéntame cuantas noches te han sido eternas y si te han querido lo suficiente como para leer el periódico a la mañana siguiente. Cuéntame de ese vestido. Cuéntame de ti.


Porque viéndote a lo lejos, ya sé que te amo. Aún cuando no sepa absolutamente nada de ti.


Voltea. Estoy aquí.-




Publicado el 07/02/2010
Toto Aguerrevere
Soy un Abogado y Licenciado en Estudios Liberales que no ejerce ni lo uno ni lo otro porque descubrió que era más chévere entretener a los demás escribiendo. Mi carta va por el intento de dármelas de sexy.