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Descubrí que mi súper héroe vive en Venezuela


Ciudad Bolívar, 24 de febrero de 2011.

Quiero confesarte algo. Desde que era una niña siempre te vi como un ser superior, como esos de las comiquitas en los que nos queremos convertir cuando seamos grandes, ¡mi súper héroe! Y cómo no, si ahora que lo pienso tienes todos las características para ser uno de ellos. Evocando viejos recuerdos di con que cuando eras joven viviste en la Calle Libertad; ya eso era una señal digna de un representante de la justicia. Claro está que, con los años, fui observando tus destrezas, habilidades y la astucia con la que resolvías todos los problemas en un santiamén.

Cada 150 días aproximadamente llegaba el momento de visitarte. No te imaginas cómo contaba las horas para verte. El viaje era largo. Desde mi casa hasta tu guarida secreta, que al fin y al cabo, no era ni tan secreta porque cuando llegaba siempre había un gentío con las mismas intenciones que yo: Poder darte un abrazo y un beso interminables.

Ya a eso de las cuatro y media de la mañana. sabía que estábamos cerca, porque el chofer empezaba a despertarnos con alguna canción de Serenata Guayanesa, y yo me asomaba por la ventana para ver si ya estábamos pasando el Puente Angostura. Al cruzar el Orinoco ya estaría llegando a mi destino. ¡Que felicidad!

Pero volviendo a lo de tus súper poderes, cómo no me iba a dar cuenta de tus capacidades superiores a las de otros humanos corrientes, si tienes todas esas habilidades especiales, como por ejemplo: Sólo una persona con fuerza sobre humana puede aguantar unos viajes por carretera por días en un autobús con más de 100 personas a su resguardo, animándolos y divirtiéndolos, peregrinando por Santa María de Ipire, Guanare, Boconó, Sanare, Isnotú…y la Colonia Tovar, es decir, al infinito y más allá.

Sólo tú con tu Telepatía puedes transmitirnos tus deseos. Como cuando nos pides un objeto, en tu caso “el bicho ése” que está sobre “la otra bicha que tiene unas bichitas”, y aún así logras tu cometido; es decir, que te llevemos el objeto correcto. Y no puede faltar un gran valor de súper héroe: La lucha desinteresada por la defensa de los inocentes. Lo que hacías cuando llegaba el heladero. Nadie nos quería comprar un helado porque éramos demasiados, pero tú sacabas una pequeña carterita de algún lugar recóndito de tu cuerpo para comprarnos uno a cada uno. Repartías equitativamente los helados y ¡hasta nos dabas a escoger!, cuando nos decías: “Escoge este o no comes nada.” Y cómo olvidar cuando nos castigabas con tu látigo (una ramita del Guayabal) si osábamos irrespetar los linderos de las maticas de ají dulce o el patio de los gansos. Qué momentos tan felices he pasado a tu lado, mi súper héroe.

Cómo todo súper héroe, también tuviste tu época de villana, como cuando nos corrías a los amiguitos porque era muy tarde, o no nos dejabas ir a la Feria de la Sapoara de noche porque eso no era para niños a esa hora. Pero nos recompensabas con unas ricas arepas, cachapas o hallacas hechas con tus propias manos a la mañana siguiente.

Un día me sorprendí al llegar a tu guarida secreta: encontré al lado de tu chinchorro ¡una computadora! ¿Qué? No lo podía creer, mi súper héroe se había modernizado. Claro está, ahora todo es on line.  En ese momento me di cuenta que el tiempo ha pasado y que mi Súper Héroe, o mejor dicho mi Heroína, ya tiene 85 años.

Le doy gracias a Dios, Abuelita por haberte conocido y poder vivir a tu lado todos estos años sin iguales.Siempre serás mi heroína Abuelita, y te aseguro que la de todos tus hijos, nietos y bisnietos, quienes seguiremos viviendo muchísimas aventuras a tu lado, porque el poder más grande de los súper héroes es el de ser Inmortales. Te amo mucho, muchísimo, demasiado… aunque suene redundante, es un sentimiento que nadie borrará de mi corazón. Gracias por ser quien eres, mi Heroína… mi Abuelita.

Publicado el 16/02/2012