Experiencias del comité de lectura, segunda parte.


Raúl Saavedra:
Pienso que lo más enriquecedor de toda la experiencia fue la revisión en equipo de las cartas que postulamos. Escuchar las cartas leídas por las distintas voces del grupo, y compartir luego nuestras impresiones sobre los aspectos que considerábamos más resaltantes, fue lo que más me gustó. Las cartas abarcaban todo el espectro emocional: alegres, divertidas, cariñosas, de perdón, de reconciliación, de distancia, de celos, de despedida, de pérdidas dolorosas, incluso devastadoras… Fue un proceso arduo pero en el fondo muy grato, para mí todo un aprendizaje. Trabajamos muy bien como equipo, y fue muy satisfactorio haber concretado nuestra selección de postuladas. Creo que logramos una buena recopilación.

 

Julieta Buitrago:
Soy una fiel seguidora del concurso desde el año 2006. He leído todas las cartas finalistas, he visto todos los videos de las lecturas en el teatro, y desde entonces, me he convertido en una suerte de Voyeur insaciable de las cartas de aquellos que proclaman su amor y  sus pasiones.
Estoy muy contenta de formar parte del grupo de selección de ICREA y de tener un asiendo de primera fila en esta experiencia tan enriquecedora.  En todas esas horas frente al computador y en las reuniones de grupo, es mucho lo que se aprende, mucho lo que se llora, y lo que se ríe también. Ya mi familia no se alarma “No, no le pasa nada, es que lee las cartas de amor”.

 

Gabriela Rosas
Considero, en primer lugar, que el concurso Cartas de Amor de Mont Blanc, es una inmensa ventana al mundo interior de otros, una puerta grande para conectarse sin importar la edad, el sexo o la religión, a aquel que quiere comunicarle al mundo lo que ama. En segundo lugar como parte del equipo seleccionador de las cartas, siento una gran satisfacción por haber leído y sentido tantas historias en tan poco tiempo, por el gran trabajo en equipo que realizamos, por cada una de las cartas recibidas y por la selección final.

 

Fedosy Santaella
El género epistolar y el amor. Sin duda todo un reto, nada que parezca más fácil, nada que sea tan difícil. Cuando uno encuentra esa carta que anda buscando, es como si estallara un pozo de luz. ¿Cómo sabe uno? No sólo porque está bien escrita la carta, sino porque lo allí expresado es original y conmueve. Eso es literatura: el lenguaje, la expresión, la originalidad de lo escrito. Luego, la experiencia de leer en voz alta, de cotejar con el resto del equipo. Hubo risas, nudos en gargantas. Quizás no deba decir que pasé un buen rato, porque después no van a querer pagarme por el trabajo. Pero sí, pasé un rato estupendo leyendo estas cartas.


Publicado el 20/03/2012
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