Mi cobijo:
Tantos años en ti… Tantos recuerdos y momentos vividos dentro. La primera vez que te vi, eras imponente, radiante. Te percibí alegre y enorme. Yo, la mayor de cuatro hermanos, apenas una niña de cinco años, te recorría entera, aunque sin dejar de extrañar a la primera, la de mi abuela Marina.
Eras amplia, fresca, cálida y acogedora. Estilo de los glamorosos años cincuenta, sin rejas, piso de granito, ventanales amplios, patio, patiecito, porche, jardín en la entrada. Papá, empíricamente experto en inventos, se encargó de tu decoración. El alocado bar con colores futuristas; recuerdo muy bien las lámparas, unas elaboradas de cobre… nada más y nada menos que con las bolas de los flotantes de las pocetas. La del cuarto de la...