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Para Manuel Salvador o Isabel Cristina:
Mediante la presente tengo el agrado de invitarte por escrito y formalmente de parte mía y de mi maravillosa esposa a compartir en familia junto a nosotros del hermoso hogar que tenemos preparado para ti.
Sin más y esperando tu pronta respuesta a la misiva, se despide: Tu papá.
Bueno, mi Angelito, ahora sí, has quedado formalmente invitado a nuestras vidas. Te confieso que pensé en que quizás escribirte esto carezca de alguna razón lógica, pero luego reflexioné que puede ser que tú seas de esas personas meticulosas que nunca van a un evento social o a una cita importante si no han sido invitadas previamente, de esas que no están dispuestas a pasar por “arroceras” por nada del mundo. Es por eso que he preferido curarme en salud y te estoy redactando personalmente en este momento tu invitación, para que así ya no haya una excusa para no venir y decir que no estabas informado.
Debo decirte que tu mamá y yo llevamos un buen tiempo en espera, que te hemos buscado y deseado intensamente y que juntos hemos pasado por muchas emociones en ese tiempo. Tú has convertido nuestro corazón en un péndulo que se mueve cada 28 días de la esperanza a la decepción, y nuevamente a la esperanza, y a veces desde ya y sin poderte reprender por ello hemos sido víctimas de tus travesuras y has puesto a tus futuros padres en más de una ocasión al límite de la ansiedad, ilusionándonos con falsas alarmas de tu llegada.
Cuando eso sucede, Angelito, tu mamá y yo nos quedamos callandito y nos hacemos los “locos”, guardándonos ambos en silencio, cada quien con su emoción para no generar expectativas en el otro, lo cual es inútil, porque no hay pensamiento en mí que ella no sepa ni mirada en ella que yo no conozca, y al final, sin decirnos nada, lo sabemos todo del otro y vivimos sus sentimientos.
Si supieras, mi pequeño Ángel, lo mortificada que ponen a tu mamá los inoportunos de siempre con sus necios comentarios: “¿Para cuándo es esa barriga?” “¿Para cuándo piensan dejar ese encargo?” “Fulana quedó embarazada tomándose la poción tal o cual”. “Chica, revisa el calendario y cuenta desde el día este o aquel”. “Ve donde el médico fulano que las hace parir rapidito”... Y a mí, por supuesto, me ha tocado complacerla con cada recomendación que acoge. Te confieso que unas con más agrado que otras, y es que si hubieras probado uno de esos brebajes de ramas con nombres extraños que me puso a beber, seguro que me entenderías cuando arrugaba la cara y sacaba la lengua en cada trago. Pero la última recomendación, la del calendario menstrual, esa sí me gustó, por lo de los diez días seguidos y por lo de hacerlo hasta 3 veces en un día. Cuando estés más grande te explicaré por qué es mi método preferido de todos... O mejor que te lo explique tu mamá.
Como ves, estamos haciendo todo lo que sea posible para conocerte y quiero que sepas que esta invitación es con todos los hierros, que no te vas a arrepentir de tu llegada, que tu mami y yo te anhelamos profundamente con nosotros, que te amamos desde antes de concebirte y que no encontrarás padres que se amen y sean más felices que los tuyos.
Conozco de antemano que la decisión de venir con nosotros no debe ser fácil de tomar para ti. Al fin y al cabo, debe ser sensacional y súper chévere ser un Ángel todo el tiempo como tú, ¿verdad?, y estar a cada momento en compañía de Dios. Sin embargo, debo decirte que siento que mis negociaciones con Él van bien encaminadas y seguramente te dejará venir pronto. Le he dicho que no puede dejarme a mí y a la humanidad sin otra persona que herede la dulzura y nobleza de tu mamá, que sea capaz de meterse en el bolsillo a cualquiera sólo con una sonrisa y, sobre todo, de entregarse enteramente a los que ama como sólo lo hace tu mamá. También le he dicho que te llevaremos por el camino del bien, que serás un soldado de la paz y que velaremos porque glorifiques su nombre con cada acto de amor que realices. Además, te cuento que tu mamá tiene la maravillosa virtud de consentir y dar cariño como nadie lo hace en el mundo y de oler a chocolate en todo su cuerpo y todo el tiempo, lo cual debe ser un sueño para todo niño que tú no debes seguir perdiéndote.
Así pues, mi anhelado Manuel o esperada Isabel, no sé quién de ustedes recibirá la invitación primero, pero quiero que sepan que los amo desde antes de venir y aun sin conocerlos, y si por alguna travesura maravillosa que hagan deciden venir los dos juntos, igual estaremos preparados para recibirlos con todo el amor que podamos darles. En fin, a quien reciba la invitación lo esperamos sin demora.
Ahora debo despedirme, esta es una invitación por escrito y formal que espero te convenza de venir, pero ya sabrás en su momento que no es suficiente, y es por eso que voy a despertar a tu mamá porque esta noche me siento con suerte.
Te amo.
Mediante la presente tengo el agrado de invitarte por escrito y formalmente de parte mía y de mi maravillosa esposa a compartir en familia junto a nosotros del hermoso hogar que tenemos preparado para ti.
Sin más y esperando tu pronta respuesta a la misiva, se despide: Tu papá.
Bueno, mi Angelito, ahora sí, has quedado formalmente invitado a nuestras vidas. Te confieso que pensé en que quizás escribirte esto carezca de alguna razón lógica, pero luego reflexioné que puede ser que tú seas de esas personas meticulosas que nunca van a un evento social o a una cita importante si no han sido invitadas previamente, de esas que no están dispuestas a pasar por “arroceras” por nada del mundo. Es por eso que he preferido curarme en salud y te estoy redactando personalmente en este momento tu invitación, para que así ya no haya una excusa para no venir y decir que no estabas informado.
Debo decirte que tu mamá y yo llevamos un buen tiempo en espera, que te hemos buscado y deseado intensamente y que juntos hemos pasado por muchas emociones en ese tiempo. Tú has convertido nuestro corazón en un péndulo que se mueve cada 28 días de la esperanza a la decepción, y nuevamente a la esperanza, y a veces desde ya y sin poderte reprender por ello hemos sido víctimas de tus travesuras y has puesto a tus futuros padres en más de una ocasión al límite de la ansiedad, ilusionándonos con falsas alarmas de tu llegada.
Cuando eso sucede, Angelito, tu mamá y yo nos quedamos callandito y nos hacemos los “locos”, guardándonos ambos en silencio, cada quien con su emoción para no generar expectativas en el otro, lo cual es inútil, porque no hay pensamiento en mí que ella no sepa ni mirada en ella que yo no conozca, y al final, sin decirnos nada, lo sabemos todo del otro y vivimos sus sentimientos.
Si supieras, mi pequeño Ángel, lo mortificada que ponen a tu mamá los inoportunos de siempre con sus necios comentarios: “¿Para cuándo es esa barriga?” “¿Para cuándo piensan dejar ese encargo?” “Fulana quedó embarazada tomándose la poción tal o cual”. “Chica, revisa el calendario y cuenta desde el día este o aquel”. “Ve donde el médico fulano que las hace parir rapidito”... Y a mí, por supuesto, me ha tocado complacerla con cada recomendación que acoge. Te confieso que unas con más agrado que otras, y es que si hubieras probado uno de esos brebajes de ramas con nombres extraños que me puso a beber, seguro que me entenderías cuando arrugaba la cara y sacaba la lengua en cada trago. Pero la última recomendación, la del calendario menstrual, esa sí me gustó, por lo de los diez días seguidos y por lo de hacerlo hasta 3 veces en un día. Cuando estés más grande te explicaré por qué es mi método preferido de todos... O mejor que te lo explique tu mamá.
Como ves, estamos haciendo todo lo que sea posible para conocerte y quiero que sepas que esta invitación es con todos los hierros, que no te vas a arrepentir de tu llegada, que tu mami y yo te anhelamos profundamente con nosotros, que te amamos desde antes de concebirte y que no encontrarás padres que se amen y sean más felices que los tuyos.
Conozco de antemano que la decisión de venir con nosotros no debe ser fácil de tomar para ti. Al fin y al cabo, debe ser sensacional y súper chévere ser un Ángel todo el tiempo como tú, ¿verdad?, y estar a cada momento en compañía de Dios. Sin embargo, debo decirte que siento que mis negociaciones con Él van bien encaminadas y seguramente te dejará venir pronto. Le he dicho que no puede dejarme a mí y a la humanidad sin otra persona que herede la dulzura y nobleza de tu mamá, que sea capaz de meterse en el bolsillo a cualquiera sólo con una sonrisa y, sobre todo, de entregarse enteramente a los que ama como sólo lo hace tu mamá. También le he dicho que te llevaremos por el camino del bien, que serás un soldado de la paz y que velaremos porque glorifiques su nombre con cada acto de amor que realices. Además, te cuento que tu mamá tiene la maravillosa virtud de consentir y dar cariño como nadie lo hace en el mundo y de oler a chocolate en todo su cuerpo y todo el tiempo, lo cual debe ser un sueño para todo niño que tú no debes seguir perdiéndote.
Así pues, mi anhelado Manuel o esperada Isabel, no sé quién de ustedes recibirá la invitación primero, pero quiero que sepan que los amo desde antes de venir y aun sin conocerlos, y si por alguna travesura maravillosa que hagan deciden venir los dos juntos, igual estaremos preparados para recibirlos con todo el amor que podamos darles. En fin, a quien reciba la invitación lo esperamos sin demora.
Ahora debo despedirme, esta es una invitación por escrito y formal que espero te convenza de venir, pero ya sabrás en su momento que no es suficiente, y es por eso que voy a despertar a tu mamá porque esta noche me siento con suerte.
Te amo.
Publicado el 06/02/2013
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