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Luis Daniel… ¡Un año de tu partida!


Luis Daniel… ¡Un año de tu partida!

Querido hijo. En nuestro imaginario diálogo acordamos seguir comunicándonos, y que tú serías mi apuntador. Y ahora te confío: no encuentro cómo preparar mi corazón y mi alma para la inevitable realidad del primer aniversario de tu partida. Llegó el nuevo año y tu ausencia no me permite tener ilusiones para nuevos emprendimientos. Llegó San Valentín, y díme cómo no podría pensar en ti si el hijo es el primer amor de un padre, y tú no estabas… Hace un año, un 5 de abril, en una tarde callada, te fuiste y no has vuelto… subiste al Ávila, pero en realidad fue a la eternidad. Ese aniversario, hijo, afectará grandemente mi espíritu. Aquel sábado infausto de abril, te esperábamos en casa, y una llamada sin mayor precisión, me advertía de lo sucedido: ello tocó mi esencia de padre y salí a buscarte, seguro que sano te encontraría. No pudistes ante un sujeto maligno… y recuerdo cuando me dijistes haber sido sorprendido por una figura iracunda cuyos ojos irradiaban odio, y que habías puesto la mayor serenidad y agotado la persuasión. Me narraste que esa noche dormiste en descampado y la naturaleza había brindado protección a tu cuerpo. No salí de mi asombro ante tu narración cómo los pájaros del Parque El Ávila les dieron protección en el día y en la noche hasta que fueron encontrados el domingo, y preservaron su humanidad de los animales salvajes y rapiñas. Y que decir del lindo espectáculo de las miles de aves que volaron sobre ustedes y lloraban sin cesar, y sus lágrimas permitieron humedecer y abonar el terreno donde yacían para que tus sueños e ilusiones quedaran sembrados para recuerdo de tus hijos. Fue bello tu diálogo con Dios al llegar al cielo, la inmensa luz que te iluminó, y sus disculpas y contrariedad por el error de la eternidad por tu llegada anticipada en varias décadas. ¡Qué fuerte ha sido vivir este año sin ti! No te imaginas… Te veo en cada instante, te percibo a mi lado y estiro mis brazos sin poder abrazarte. ¡Ilusiones convertidas en dolor! Mi corazón no te ha abandonado un sólo segundo… Cada noche al dormir te doy mi bendición y en la mañana tu silueta salta a mi vista y te bendigo. Dudo si luego de tu partida volviste a ser mi niño travieso y debo cuidarte más, o eres tú que ahora tutelas mi existencia. Es lo último, pues me confiaste haber arribado al cielo llevando escondido tu corazón como único equipaje, sin que Dios aún lo sepa. Nunca te desamparé, ni siquiera en ese difícil día de abril… me armé de valor y fui hasta ti, quise ver tus ojos para descubrir algún mensaje…, y era que esperabas mi bendición para cerrarlos definitivamente. Pero, dejé mi llanto a un lado; hice todo cuanto nuestro amor me imponía para que tu despedida estuviera revestida de todo cuanto merecías. Como abogado nunca imaginé el dolor que contienen las piezas procesales hasta que me vi en tu caso, y hube de contener el llanto. No rehúi el reto, no puedo dejar que tus folios se llenen de moho y que tu historia no tenga capítulo final de justicia. Qué bello hijo fuiste cada minuto de tu vida… no olvido tu mirada ni tu sonrisa, tampoco tus acertados juicios. Hijo, la verdad es que tu travesía vital no terminó en abril pasado, sino que continúa conmigo por el resto de la que yo tenga. Te quiero inmensamente, eres mi compañero inseparable del viaje que es la vida, y se que esperas por mi para entrar juntos a la eternidad. Tu papá.

Publicado el 24/02/2015
Miguel F. Gómez Muci
Miguel F. Gómez Muci
Caracas Venezuela
Nací en Caracas, un 11 de abril de 1951. Soy hijo de padres profesionales: papá, médico oftalmólogo y abogado, fallecido en 1986. Mamá, abogado, y fallecida el pasado noviembre de 2014. Soy de profesión abogado, graduado en UCAB, 1974, especializado en Derecho Mercantil, UCV. He ejercido el derecho en muchas de sus ramas y en los últimos años me he circunscrito al litigio mercantil, asuntos bancarios y la consultoría empresarial. Guardo relación con la actividad inmobiliaria. Mi estado civil es casado con la señora Lourdes Barnola de Gómez, nacida en 1953. Es mi único matrimonio.  Procreamos tres hijos: Luis Daniel, nacido en 1977, (fallecido en 04/2014), quien era abogado (UCAB 2000)y empresario, padre de dos hijos; Valentina, nacida en 1980, graduada en Diseño Gráfica y con estudios superiores en Milan, Italia, y; Miguel Francisco, nacido en 1989, recientemente graduado de economista, UCAB 2014. Siempre me ha gustado la escritura, y de hecho en tiempo pasado colaboré de manera ocasional en algunos periódicos. Recientemente, luego de la desgracia sufrida en abril de 2014, con la muerte inmerecida de mi hijo mayor, Luis Daniel, procuré descargar mi dolor mediante la escritura, ello a recomendación de amigos y psicólogos. Es la razón por la que me decidí a enviar mi texto. Guardo veneración por la familia y el mayor respeto por todos mis ascendientes: son la base de mi familia. Quiero inmensamente a mi país, soy convencido demócrata y deseo que mi país sea ejemplo de igualdad, grandeza y se inserte en las democracias más vigorosas del  mundo  y dueña de una economía fuerte que permita el desarrollo de oportunidad y la construcción de oportunidades para todos por igual. Caracas, 24 Febrero de 2015.