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Corazón loco


Qué de pinga encontrarte por Facebook. No he visto nadie del colegio en años. Sólo una chama de la sección B que no recuerdo cómo se llamaba. Pausé el partido. Te cuento:

Tengo una novia que se llama Lourdes Coromoto. Creo que la convencí chalequeándola. Le dije que si estaba en mi flota de moto taxis, le pegaba una calcomanía en el tanque de gasolina: OJO CON EL GORDO. Y: LOCO POR COROMOTO. Se ríe de las gafedades que digo. Pero su Yamaha es azul, porque es tomba de la Policía Metropolitana. Carga una 9 mm, que no usa, chalequito antibalas, casco y lentes Raysol, los que polarizan la luz del sol.

No invento mucho, porque voy preso. Un cumpleaños vino un pana y me regaló una buchaca. Coromoto captó el movimiento y se lo llevó empujado hasta el patio. A mí me vació los bolsillos y se deshizo del regalo en el remolino de la poceta. Al chamo no lo llevó preso: lo dejó esposado al grifo del lavandero por burda. Ya ni mis amigos ni yo nos equivocamos.

En la cuadra gané fama de palomino. Soy la mujer de mi mujer. Se me metió entre ceja y ceja botarla, pero no hallé cómo. Siempre ve lo bueno de las cosas. Yo si acaso asomo la nariz entre los barrotes de la reja. Me la paso en interiores aquí metido, jugando computadora. Ando pegado con Fifa 11, me lo trajo ayer. La noche que le dije que iba a vender la flota de motos, me hizo el amor hasta el amanecer. La mañana siguiente, se ocupó de los trámites. No deja que cocine ni que lave ni que planche. Cada mañana me deja una arepa sudada entre dos platos, para que no entren moscas. Los quince y último, me da mi mesada.

Un día forcé la barra. Fui hasta el patio, donde tenía su moto estacionada y se la tumbé. Vino azorada, preguntando qué sonó así. Se me escapó una risita nerviosa pero se lo dije. Levantó la moto.

–A mí se me cae a cada rato, papi, no es nada.

Ya cuando se iba volteó medio picarona:

–Nunca se te había caído así –y la risa le explotó como un poco de fosforitos.

No creo en nadie. Mizael, mi primo, se la pasa diciendo eso. A estas alturas nadie le cree a él. Siempre en bermudas anaranjadas, camiseta llena de huequitos y unos Timberland sin medias. Cuando visita, le doy una tontería para que traiga chucherías de la bodega. El caso es que, buscando consejo, le echo el cuento de Lourdes Coromoto.

–Mira –empezó–, ¿sabes qué creo yo, de pana, así de pana?

No respondí nada. Soltó un aplauso a lo gorila y se chequeó las plantas de las manos. Maldijo una de ellas, donde quedó el mosquito tapiado en rojo.

–Apúrate, chamo –siempre se va por las ramas y no termina de hablar.

–Tú lo que eres es tremendo loco, bróder. Mi tía te abortó pero igual saliste, ¿ves? No hay mal que por bien no venga. Eres feo, gordo y medio gay. Tienes jeva y te quejas.

Lo reduje con un gancho al antebrazo. Le saqué el gato y se fue mentando madre. Ahora no hay quien me traiga Kolita y ponqué. El niñito de al lado se ofreció, pero se fue con el billete y no lo he visto más.

Siempre sale a flote que soy sietemesino. Si rebobinas, nunca vi luz en Educación Física. En una pálida que me dio, Mocho el conserje me cargó hasta el botiquín de primeros auxilios. Una latota con dos brochazos en cruz. La directora la abrió y sacó el estetoscopio. Le temblaban tanto las manos que el Mocho tomó las riendas. Puso su oreja en la boca de mi estómago. Se levantó y tenía más terror en la cara que la directora. Qué soplo más loco  tiene éste en el pecho, dijo.

Cada vez que la embarro dicen que me sacaron crudo del horno. Mi primo Mizael tenía razón. Coromoto está como le da la gana y para colmo anda detrás mío. Conozco sus colegas tombos y no hay de qué preocuparse. Hay uno pisa pasito, se llama García o Madero, que se la bucea. Pero, lamentablemente para ambos, ella sólo tiene ojos para mí. No sé por qué me asfixian sus mimos. De repente es la incubadora lo que me hizo así.

Por lo demás, vivo rey. Mis rutas diarias son cama-nevera y computadora-cama. Como bandera. Ya mis tetillas son tetas y los pelos de mi chiva, sendos alambres. Bato récords de días sin bañarme. A Lourdes Coromoto ni eso la frena. Las primeras semanas del mes está muy fértil. Me rocía aceites y estrujamos los cuerpos. Sigue empeñada en tener una niña. Quiere ponerle un nombre que mezcle el mío con el suyo. Otro día hablamos mejor, chamo. Tengo La Vinotinto ganándole a España 4 a 0. Con esta partida somos pentacampeones. Dale lacra, que estés fino.

Publicado el 22/02/2012
Hensli Rahn Solorzano
Demasiado negro pa ser blanco. Demasiado pálido pa ser prieto. Escritor, músico, trabajador, marinero. Pura vida.