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Querida sobrina.


Querida Alejita:

Me alegra que te hayas ido al Perú porque desde allí has empezado una nueva etapa en nuestra relación tía-sobrina, la de escribirnos. Escribirse es algo mágico, porque te da tiempo para decir lo que sientes, para poner tus ideas en claro, para viajar un poquito hacia el corazón. Tu corazón es hermoso, está lleno de incertidumbres, como el corazón de todos los seres humanos. La verdad es que todos queremos que nos amen, que nos quieran, que nos brinden cariño y nos regalen un poquito de compañía. Somos seres solitarios, nacemos solos, morimos solos, deambulamos, buscamos, tratamos de darnos cobijo. Eso es la conversación, cobijo. Debes tratar de hablarle a las personas, de interesarte por los otros, de entenderlos, de elegir como tratarlos. Los otros son difíciles porque no importa lo que te digan o te hagan creer, los otros nunca serán exactamente como tú. Únicamente te aproximas. No tengas miedo de entablar la conversación, no pares de hablar y alguien te escuchará.
Yo también quiero irme a casa, porque extraño mi ciudad, Caracas es mi espacio conocido y uno se acomoda. Ahí me siento protegida, fíjate en esa ciudad tan peligrosa me siento protegida, porque he aprendido a vivir en ella, porque ando en mi carrito de arriba abajo saludando a mi familia y a mis amigos, los del quiosquito, el panadero que sueña venir conmigo a Nueva York, Ángel mi heladero, los estudiantes que entran y salen a toda hora. Me gusta lo que hago, las vueltas que me invento, los trabajos que me dan. Caracas es mi lugar del corazón, tal vez el tuyo.
Mi alumno Rolando me escribió una vez que en Caracas lo tenía todo y luego ya no más. Es cierto, a veces tenemos la idea de tenerlo todo, nos sentimos satisfechos y felices, pero la felicidad es momentánea y es eterna, es como ese francés que recién conociste, 15 segundos mágicos, pero llevarás sus ojos dentro de ti y recordarás siempre que te miró, que el universo parecía estar en esos ojos. Eres afortunada porque ahora reconoces la mirada de un muchacho y sabes cómo se siente, lo que se siente. Tal vez no era tu película, tampoco fue la mía, sin embargo, volvería a vivir segundo a segundo para encontrarme en ese aeropuerto con mi bellaco, para mirarlo y abrazarlo, para tener una noche de mil noches...Ya será para ti, ya vivirás, no te apures, ve despacito, mirando, observando, creando tu propia historia.
Tu abuelita Esperanza no me pidió antes de morir que hiciese mucho dinero, ni me hiciese famosa. Tu abuelita me dijo simplemente: "Hija, sé feliz..." Eso intento, hay días horribles, ya lo vas sabiendo, días que apenas podemos vestirnos y nos vestimos y salimos a la calle, solamente para no dejarnos morir. Hay días extraordinarios, llenos de luz, como si las estrellas iluminasen el suelo y tuviésemos un resplandor. Hay vida, mi querida Alejandra, eso es y quiero que vivas intensamente, que te sueñes, que seas valiente para ilusionarte, para tener amigos y si los amigos te fallan, les pones un parado y les muestras que te mereces una verdadera amistad, porque tienes razón al no querer amigos transitorios. Es maravilloso que sepas lo que quieres porque de esa manera sabes qué buscar y lo encontrarás. La mayoría de la gente no sabe lo que quiere y mucho menos lo que los otros quieren, se hacen una historia en sus cabezas y avanzan con un conocimiento primario de las personas y de las cosas, pero ahora sé que miras con muchísima profundidad, te miras a ti misma y observas el mundo. Mi querida Alejita, eres alguien muy especial, a las personas como tú no las entiende todo el mundo, pero no importa, no se tiene que querer a todos, ni todos nos tienen que querer, en cambio si debes sentir empatía con respecto a los demás. Empatía significa poder entender que todos, absolutamente todos tenemos la misma situación, esa de ser humanos. Todos luchamos por sobrevivir y con ese fin nos volvemos más o menos egoístas. Todos tenemos miedo. Todos nos sentimos asustados, porque estamos atrapados en nosotros mismos, en nuestras limitaciones, en nuestras imperfecciones. Por eso debemos aprender a sentir compasión. Alejita, tienes que buscar a Dios, sentirlo en las cosas, en las personas, permite que entre en ti y verás como te llena, te fortalece, te guía. Porque el muchacho que cuida la caja de las hormiguitas te protege de tantas cosas, somos el tercer planeta luego del sol, no nos achicharramos ni nos congelamos, viste, estamos justo en lugar correcto, con la luna para pasear románticamente y cuya fuerza gravitacional mueve las olas de los océanos y da vida, toda clase de vida. Dios está al pendiente, siéntelo.
Todo lo que te sucede es normal, mas no deja de ser tu propia historia, individual, así que lo considero muy importante, porque aunque ya esté llena de años sé que para ti es algo nuevo, la magia de la primera vez.
Mi amiga María Eugenia me escribió ayer contándome de su parrilla, su esposo cocinaba unos patos sobre el carbón y estaban ahumados todos: "él es de antojos, qué divertido" y yo le contesté: "A ti te encanta que él se antoje de las cosas porque sientes que se regala algo a sí mismo y por eso disfrutas, es como sí al regalarse a sí mismo te regalase. Eso es amor. Como cuando tu mamá toma su chequecito del museo y lo primero que piensa es que ahora sí te puede llevar a la peluquería o tu papá me dice que tenemos que ir a Mérida a ayudar a tu tío, porque tú papá pelea con tu tío Henrique pero no puede darse por vencido con él. Eso es amor. Y claro, tenemos a nuestra pequeña Marisol  y espero que les gusten nuestras galletas porque las hicimos con puro amor ... Alejita, si tu familia no cuenta  en tu exploración del mundo porque es como ser tu misma, entonces date cuenta lo hermoso que es ser tú...Muéstrale a los demás quién eres....

Tu tía Chichila

Publicado el 21/02/2012
Isabel Cecilia Gonzalez Molina
Isabel Cecilia Gonzalez Molina
Caracas Venezuela
Soy una persona que cree en la vida, en el amor, en mí misma y en los demás. No espero otra cosa de la vida que el transito y la experiencia. Soy extremadamente agradecida a Dios y a mi existencia por todas las oportunidades que me ha dado. Vivo para escribir, sentir, amar y caminar,caminar y seguir caminando. Lo que más amo mi familia, lo que más atesoro mis amigos, lo que más aprecio mi país. Me levanto en Caracas todos los días con la esperanza de hacer algo bueno por Venezuela, quiero ayudar a construir este país. El mayor regalo que he recibido en la vida mis Padres y mis hermanos.