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ZUHÉ


ZUHÉ

 

Cuando noté que otro corazón acompañaba mi andar, rondabas los tres meses.  El mutismo sería tu decreto de vida. Te presentí diferente.

Luego vendrían los mimos, la bienvenida “al primogénito”, el revoloteo alrededor. Llorabas sin parar y por momentos te perdía en vacíos infinitos.  Cachanito, un chamán de áridas manos derramó agua sagrada sobre ti, y mientras Carmen te sostenía el rostro, no dejabas de sollozar.  Poco resultaron los puñitos de sal en tu cuna y las oraciones secretas.  Fuiste un bebé con universo  en custodia.

Te empeñabas en jugar de la manera más inusual. ¿Recuerdas cuando enfilabas los ganchos de ropa como viudas en procesión?  ó ¿Cuando corrías en puntas de pie coqueteando con tu sombra?  Vuelvo a imaginarte como en años atrás, girar esa tapa de cocina bailando con el aire.  Te miré con los temores de una mamá recién estrenada.

Visitamos médicos, lugares, tratamientos; pero fuiste tú, quien nos enseñó a acoplarnos a tu condición.  Esos ojos de cuenco tibetano me daban señales para satisfacer tus demandas, comprender tus sonidos, interpretar tus gestos, sobrellevar tus crisis y sobre todo; a cobijarme en tu distante Amor.

La magia se hizo presente nuevamente en mi cuerpo. Llegó tu hermanito, ese ruiseñor panzón y ruidoso, que te invitaba a la realidad.  Por momentos lo hacías, devolviéndole la pelota o intercambiando creyones de cera. Supe que Joshua sería la respuesta a mis estupores, ya que ha sido un guardián de nobleza.  Suele decir: ‘’A Eli se le volvió carne esmechada el cerebro, por eso hay que ayudarlo”.  Tendrías entonces, un protector interestelar.

He de confesarte que en ocasiones me pesa la cotidianidad de vivirte en irreverencia, sobre todo, cuando el descontrol merma tus sentidos y el maremoto, irrumpe en mordiscos y puntapiés.    Luego, vuelves al remanso, como si un río encontrara su cauce.   Sonríes sin saberte siquiera feliz.  En ocasiones, cierras los párpados para buscar tu propia calma.

Hoy día caminas junto a mí, te agarro la mano de adolescente como si fuera tu novia.  Te estás estirando.  Las hormonas hacen fiesta y el vello púbico delata tu edad; más tu mente se ha quedado congelada, desconectándose de toda intelectualidad.

Zuhé, he aprendido tanto de ti, el que la vergüenza y que te vean ‘’raro ‘’me sepa a orgullo, el poder ver la mar como fantasma juguetón, a extirpar mis culpas cuando me regalas una ojeada y en fin, a regocijarme con la ecolalia de tus frases.

Envidio tu simpleza, esa capacidad de invisibilizarte de este mundo de safaris y zapatos ahorcados.  Sé que de adulto no se te arrugará el alma, que no sabrás de descendencias, escándalos de novelas, status, ni de lamentos prefabricados.  Ahora sé que son las ausencias, esa cómoda morada, y que la pureza del absurdo será mi perenne compañera.

Aunque nunca leas esta misiva, me gustaría decirte, que cuando te acercas con la dificultad propia de tus cortocircuitos, logras algunas veces rodearme con tus brazos como jaguar salvaje, como cálido felino en lejanía.

Revives desde tu cósmica alma mi RAZÓN DE SER.

Tu mamá.

Publicado el 16/02/2015
yacnedy del carmen leal moreno
San Cristóbal Venezuela
Licenciada en Educación, Mención Castellano y Literatura (1997, Universidad de Los Andes/Táchira). Profesora de Castellano y Psicología. Ganadora del Concurso de Cuentos ANTONIO MORA del Colegio de Licenciados de Venezuela, año 2014.  Promotora cultural en diferentes asociaciones y fundaciones socioculturales desde el año 1997.