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Flaca

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Flaca:

Una, dos, tres, cuatro cervezas. Marco Antonio Solís despide acordes irritados desde AIWA de restaurante chino de Calle Libertad. Trato de desviar la atención al alcohol mirando el efecto del movimiento que tienen los  horrendos paneles de cascadas que decoran el local. Imposible.

Ignoro las papas fritas. Estoy pendiente de mi celular, de un mensaje, de una llamada.

Llega una pero no es la tuya. Escucho el monologo sordo del pasado, lo arrastro en el lodo de la indiferencia y sorbo el contenido del séptimo tercio. Más de dos litros Pilsen.
Medianoche. Disfrazo la perorata, la voz quebrada y el cuerpo voluptuoso con el acetato de Toña la Negra, convirtiendo sus versos en cenizas.

Ruego a algún santo, incluso, a alguna XXX asiática que detenga las comandas  que ordenan mas tercias para la mesa 4. Siento regurgitar la Pilsen, no bebo mas, pienso, viajo mañana.

Escucho risas. Mi hermana y su novio rememoran algún chiste. Amplifico la música mental, Héctor Lavoe rompe el fuego con la ris que no es de loco… En la fantasía, reconstruyo el sello de la Fania, lo arreglo en tercera dimensión, nacen palmeras junto al Empire State, cocoteros en el cruce de Times Square, y junto a algún teatro en Broadway, estas tú.

Reconozco que pienso en ti. < P>

El autobús salió a la hora. Caracas queda mas lejos porque el puente de Clarines está roto. Tucupita, Valle de la Pascua, desayuno en Camatagua . Yare, Charallave y al fin Caracas. Los avisos verdes oxidados que señalan a San Bernardino, la México o la libertador se traducen en Memo Morales, mi ciudad, el alma de mis ciudades, seguirá siendo siempre Caracas.

Ni las entrañas de Caracas, ni la fascinación por el Metro, ni el correr de la gente, ni los zapatos de Gradillas a Sociedad, me desprenden de la sombra que es tu nombre, tu rostro en la gente que viaja presurosa, sobre el ritmo capitalino, como si fueran los glóbulos rojos de la gran capital.

Tu rostro es mi bandera. Tu corazón será la plaza Bolívar de mi capital. Regreso a Carúpano, todo precioso, sobre todo en el transcurso del viaje. Ni bien me había terminado la cena previa al autobús, cuando comencé a escribirte , fascinado aún, por el aviso luminoso de Savoy. Mensajes van, mensajes vienen, primero de saludo, segundo más profundo, tercero, eres tú la mujer que me interesa, cuarto, igual al tercero. Quinto, las disculpas, no te preocupes, me precipité, hablamos en Maracaibo, sexto igual al quinto. En Cúa, recibo tu respuesta . Prohibido pensar diferente.
De ahí en adelante, ha sido terrible, implacable, constructivo, febril, interesante y mágico todavía recuerdo te vi, me dije: “Epa, epa, epa de dónde sacaste esa flaca Dios”.
Te busqué, te perseguí, creé  un planeta, conseguí un arado y poco a poco no he hecho  nada más que trabajarlo día a día, cultivando el amor, haciendo que crezca cada instante y logrando yo, oh! Humanista, una ecuación matemática: El amor de hoy es igual a la infinita potencia del amor del día anterior.

Fantástico flaca, me enamoré. Sin duda, sin medida, sin límite. Maravilloso. Único. Como se enamoró la pizza del queso mozarella. El Internet del módem, Globalización de la verdad. Así me enamoré.

De nuevo alcohol. Ahora, el producto que ha hecho famoso a los escoceses. Inicio un viaje metafísico, me proyecto en el tiempo. Veo, montado en la plataforma de la mente, mi vida junto a ti, En Cualquier parte, en cualquier lugar. Contigo. Con Tres hijos, un pasto múltiple, un perro, dos carros. Pasan diez minutos. El ventilador me regresa una reminiscencia. Es como el motor de un autobús, en los que viajo con frecuencia, sobrevuelo Barquisimeto, Mérida, Coro, Maracay, santa Elena de Uairén. Soy Feliz. Estás aquí conmigo.

Vengo de mi viaje, leo un mensaje tuyo. Dios, me sigo preguntando de dónde saliste. Sigo considerando que aquel vientre fue privilegiado, porque viniste al mundo con la misión de ser feliz, ami lado. Y el privilegio se multiplica, se extiende y se alarga y me toca. Porque tu vientre será el seno de mi simiente, la tierra que acogerá mi semilla, la germinará y la hará próspera, hermosa. Como tú.

No se han acabado las canciones. Hace tan solo vente minutos reconocí  que te amo, y que el amor se parece a muchas cosas, peo no es ninguna de esas, sino otras, y que no puede haber dolor, ni oscuridad, ni tristeza, incluso si no estoy  contigo en persona.

Leo otro mensaje. Ya me dices vida. Me baño con tu esencia, remojo mi cuerpo en tu luz, líquida, perfecta. Me convierto en eso, en ti, te convierto en parte de mí. No hay duda, ni misterios. Ya no me pregunto de donde saliste, solo pido al Universo, a Dios y a mi mismo, que seas lo que seas y vengas de donde vengas, que termines, siempre conmigo.

Sandro cantaba desde Argentina, en los años setenta, pidiéndote a tu equivalente bonaerense, que le diera del ayer las ansias locas, el perfume de su boca, el cristal de su sonrisa, que le diera un poco más. Yo incluyo a mi petición, el calor de tus besos, la seda de tus manos y la pureza de tu corazón.

Pero no solo te pido. Te agradezco, con mi amor y devoción, que me hayas hecho renacer, y que hayas obtenido la capacidad de convertir en miel la sal de mis lágrimas, ablandar la dureza de mi alma y convertir en granito incorruptible, la alegría de mi corazón y la seguridad en este amor.

Y solo necesitaste concentrar, en tu mirada, toda la energía del universo .
Te Ama
Con Todo
Desde Siempre y Para Siempre,
Tuyo

Ángel Mendoza

Publicado el 10/02/2008
Ángel Mendoza
Soy un maracucho internacional, ósea, amo Caracas y me crié por toda Venezuela. Tengo 27 años y me gradué de Comunicador en la Belloso Chacin. Siento que cada momento puede ser ingrediente de una historia, que cada personaje es un mundo diferente, que cada ser es una galaxia, me mueve a casar la tinta y el papel