Caracas, 14 de febrero de 2011
Querido español:
¿Querido? ¡Qué cínica soy! Considerando la fecha y lo que voy a contarte, sólo a mí se me ocurre empezar soltándote un “querido”, así, de entrada, sin mayor reflexión. Sí te quiero –y con locura–, pero no siempre fue así. Aunque ya llevamos mejor mis aventuras con tus colegas, siento que debo explicarte cómo te metí en esto de las relaciones múltiples. Leerás la carta, está en tu naturaleza. Sí, puede que seas altivo, pasional, imponente, pero nadie administra mejor que tú esos adjetivos, en el fondo, eres más bien modesto, sereno, elegante. Eres perfecto. ¿Por qué tardé tanto en darme cuenta?
Mi madre tuvo algo de culpa. Hace unos años, me dijo: –el español no tiene futuro, búscate otro. ¡Su madre! Justo cuando empezaba a quererte. Te defendí, luego investigué y los números parecían darle...